I Am | The Way Of The Heart
My complete devotion to the awakening of humanity's consciousness granted me a conversation with the God within in which the name of my soul, Siddhartha Sananda, was revealed to me. Since I was a child, my greatest desire has always been to find the truth of this world. My curiosity made me constantly question this reality, questions became my vehicle of salvation and my greatest learning tool. Feeling that I did not fit in this society, the stars and animals were my only escapes. The suffering and pain of this planet have always overwhelmed me and, at the same time, have made me an intelligent and observant traveler. Knowing the discomfort of being human and not having answers to who we really are and why we are here, I realized my mission: to serve this world by communicating the truth of our existence and make us aware of the love that we are in order to create the conscious communities of the New Earth.
As a journalist, I always wanted to help the world by focusing on what should be changed externally without knowing that the solution always came from within. Over time, the masks, the projections, the ideologies, the power, and the doubts of my own mind weighed on me too much and made me travel to Australia and dissolve everything I believed to be. This duality has always been the best playing field and experimentation for us to realize that we are the creators of everything we see and perceive, however, at that time, I was lost. After a big journey of shaving and getting rid of my previous image in order to find myself again… learning a new language, studying human psychology, practicing all types of yoga and ancient methods, submitting my body to the ecstasy of breathing, recognizing the relationship with God through the death of my father, seeing in me the true light through master plants, remembering my past lives, connecting with soul family in compassion and forgiveness, living in harmony with nature, recognizing who I am only through the reflection of my eyes, volunteering in countless retreats, like-minded festivals, and spiritual communities, working with the land, dancing and embodying my spirit, meditating in silence, making music, asking from the heart, responding from love, crying authentically, dying of happiness, reconnecting with the wisdom of my ancestors, following the footsteps of Buddha, singing to Krishna and listening to the Christ in me, I went from my struggle to become thanks to Vipassana Meditation someone to ultimately realize that our destiny was always about becoming nobody and thus discovering and allowing our true nature to rise.
Now I know that the only way to change this world is to recognize ourselves as its creators and heal from within the perception with which we projected the world we thought we knew. My greatest lesson has always been that this universe is our soul, and the world we see is just a mirror of the eyes with which we look at it. Now, I know who I am, and when we know that we are LOVE, we have enlightened ourselves and we must share it. Because there is no external desire, there is no more suffering, now that we know that we are everything that exists, we only have to help others to make them feel it. The true path of mastery is the recognition of the light that inhabits us and the ability to express it to the world with all our intention. By forgiving ourselves through love, we dissolve the mist of fear that prevented us from seeing a perfect balance that makes this world a paradise. Accepting that Heaven on Earth was always in our ability to see it within, we access a unified consciousness in which polarity disappears and we break the wheel of karma, finding our ultimate purpose: serving others as ourselves, so that we all remember to see each other as one, in our true essence, in GOD.
Siddhartha Sananda ✹
Yo Soy | El Camino Del Corazón
Mi completa devoción al despertar de la conciencia de la humanidad me concedió una conversación con el Dios Interno en la que se me reveló el nombre de mi alma, Siddhartha Sananda. Desde que era niño, mi mayor deseo siempre ha sido encontrar la verdad de este mundo. Mi curiosidad me hizo cuestionar constantemente esta realidad, convirtiendo las preguntas en mi vehículo de salvación y mi mayor herramienta de aprendizaje. Sintiendo que no encajaba en esta sociedad, las estrellas y los animales eran mis únicas salidas. El sufrimiento y el dolor de este planeta siempre me abrumó y, al mismo tiempo, me convirtió en un viajero inteligente y observador. Conociendo la incomodidad de ser humanos y no tener respuestas sobre quiénes somos realmente y por qué estamos aquí, me di cuenta de mi misión: servir a este mundo comunicando la verdad de nuestra existencia, para así, hacernos conscientes del amor que somos y crear las comunidades conscientes de la Nueva Tierra.
Como periodista, siempre quise ayudar al mundo enfocándome en lo que se debería cambiar externamente sin saber que la solución siempre vino de adentro. Con el tiempo, las máscaras, las proyecciones, las ideologías, el poder y las dudas de mi propia mente me pesaron demasiado y me hicieron viajar a Australia y disolver todo lo que creía ser. Esta dualidad siempre ha sido el mejor campo de juego y experimentación para darnos cuenta de que somos los creadores de todo lo que vemos y percibimos, sin embargo, en ese momento me encontraba perdido. Después de un gran viaje que conllevó el afeitarme la cabeza y deshacerme de mi imagen anterior para volver a encontrarme a mí mismo… aprender un nuevo idioma, estudiar la psicología humana, practicar todas las modalidades del Yoga con sus métodos de conocimiento ancestral, someter mi cuerpo al éxtasis de respirar, reconocer la relación con Dios a través de la muerte de mi padre, ver en mí la verdadera luz a través de las plantas maestras, recordar vidas pasadas, reconectarme con mi familia de alma en la compasión y el perdón, vivir en armonía con la naturaleza, reconocer quién soy a través del reflejo de mis ojos, ofrecerme como voluntario en innumerables retiros, festivales afines y comunidades espirituales, trabajar con la tierra, bailar y encarnar mi espíritu, meditar en silencio, hacer música, pedir con el corazón, responder desde el amor, llorar auténticamente, morir de felicidad, reencontrarme con la sabiduría de mis ancestros , seguir los pasos de Buda, cantarle a Krishna y escuchar al Cristo en mí, pasé de mi lucha por convertirme en alguien para finalmente darme cuenta gracias a la Meditación Vipassana de que nuestro destino siempre se trató de convertirnos en nadie, ser parte de la nada, disolver nuestra identidad y así, descubrir y permitir que nuestra verdadera naturaleza renazca.
Ahora sé que la única forma de cambiar este mundo es reconocernos como sus creadores y sanar desde dentro la percepción con la que proyectamos el mundo que creíamos conocer. Mi mayor lección siempre ha sido que este universo es nuestra alma, y el mundo que vemos es solo un espejo de los ojos con los que lo miramos. Ahora, sé quién soy, y cuando sabemos que somos AMOR, nos hemos iluminado y debemos compartirlo. Porque no hay deseo externo, no hay más sufrimiento, ahora que sabemos que somos todo lo que existe, solo nos queda ayudar a los demás para que lo sientan y recuerden. El verdadero camino de la maestría es el reconocimiento de la luz que nos habita y la capacidad de expresarla al mundo con toda nuestra intención. Al perdonarnos a nosotros mismos a través del amor, disolvemos la niebla del miedo que nos impedía ver un equilibrio perfecto que hace de este mundo un paraíso. Aceptando que el Cielo en la Tierra estuvo siempre en nuestra capacidad de verlo interiormente, accedemos a una conciencia unificada en la que desaparece la polaridad y rompemos la rueda del karma, encontrando nuestro fin último: servir a los demás como a nosotros mismos, para que todos recordemos vernos los unos a los otros como en un único ser, en nuestra verdadera esencia, en DIOS.
Jorge Jiménez García ✵